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SIN PAPEL HIGIÉNICO

El cristal reflejante de la gasolinera, no era más que una gota que se había escapado del descafeinado; se sentía frío, como ausente de luz porque se la robaba la calle, la que dirige a la rutina.

¿Por qué no es él? ¿por qué las cosas se ajustan de la manera incorrecta? ¿por qué no puedo estar ocupada, con alguien, con algo... siendo otra persona común que no atraiga ni a las moscas? Mientras papá intenta esbozar un discurso de la juventud y las cosas "normales del crecimiento" cuando ya hace mucho yo dejé de crecer y él lo sabe, porque él lo propició. Hecha puño en el albedrío de mis pensamientos y refrescando frases de apenas unas horas, contemplando posibilidades; porque para la gente como yo los hubiera son el pasado, el presente y el futuro, lo que nos impide soñar y, sin embargo, lo que mantiene la esencia de lo que somos, lo que pensamos y de lo que intentamos decir.

En el salón aparece una línea, una línea tan fina y única como la del piso cuando se raya, que convierte cada cuadro en único y esa linea, inevitablemente, en mi ya se dibujó. Y el frío que, normalmente, mi mente asocia a los días especiales, hoy solo es un río que no se detiene ni con chocolate caliente; es decir, se convirtió en la persona que camina por la calle sin saludar cuando voy deprisa.

No es capricho sino pérdida de tiempo; porque conozco el desenlace de esto, pero ahora no lo puedo detener... no le llamemos costumbre ni miedo, porque lo que es tiene nombre: "TODISMO". Lo admito, me contagié, no sé donde porque yo me prevenía para que estás cosas no me sucedieran, pero a pesar que le he contraído sigo en nivel leve, siempre es lo mismo; ocasionalmente, una o dos veces por año me contagio de él, es lo normal... al menos en mi.

Ahora, sólo soy como todos: una mediocre, una ilusa, una desafortunada que sabe que es lo que espera y aunque lo espera no quiere que suceda pero tampoco quiere esperar... una eterna confundida y desesperada, un tanto molesta con nadie más que yo misma (aunque parezca lo contrario... más bien, aunque no demuestre nada), una inútil con las palabras pero experta en lágrimas con la vida terminada, las manos hechas un hueco y el corazón... el corazón en espera.

Nadie está preparado aún para lo que me pasa. Nadie me incluye a mi, en todas las interpretaciones que esta frase pueda generar.

Concluí, que el cristal reflejado en sus ojos, no era más que una gota que se había escapado de mis ojos.
                                             

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