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PELANDO PAPAS

Dependencia de lo imposible, eso tengo; eso tenemos todos. Resulta imposible escribir mientras se lee o imaginar mientras se vive.

¿Por qué no puedo utilizar bien un simple cuchillo? Un cuchillo siempre sirve para matar, en especial cuando es literario. En la cocina, mata sin efecto latente, mata vidas que nacieron para morir (como todos), pero que nadie extraña (como a mí) ... soy una verdura; en la calle, sorprende a  quien lleva felicidad implícita o una preocupación tácita en el rostro... es decir, debo estar inquieta porque el segundo síntoma me concierne.  

Surge la idea de la muerte, tan presente como el ruido de la pared, tan real como la vida,  idea que mana después de meditar los sucesos recientes (no necesariamente malos, pero si molestos o tristes) y juntándolos con aquellos de la misma índole sin importar la relevancia... Y cuando deseamos morir es cuando más vivos estamos, porque hemos visto la vida de frente.

Se necesita más valor para respirar que para dejar de hacerlo, a menos que ya sea el momento o alguna causa "ajena" (por nombrarle de alguna manera, porque si la muerte es generada algo se tuvo que ver, aunque sea una confusión) nos obligue a abandonar nuestra fragilidad.

Fue hasta la duda particular de un conocido cuando me fue revelado el deseo de libertad que pasaba inadvertido pero se asoma diario, pero con mayor énfasis cuando se enfada y me hace sentir que no me quiere, que cuando me vaya no me echará de menos.

Luego de jugar con la muerte de un leopardo con alas, la  veía alejarse con el cubo de basura; parada estaba yo sobre el bloque de cemento que vuelve esa parte de la casa más alta que lo demás y será esa la posición que siempre recordaré y nombraré como "SOLITARIA" porque ahí y así, por primera vez, me sentí totalmente sola. 

La soledad no es más que ser grande, espantarte  los zancudos y no esperar a nadie. Es el miedo a salir y las ganas de comida. Es contemplar la belleza del reloj que incrementa segundo a segundo y detestar la música del vecino: tengo soledad.

Anoche quería bajarle volumen a la lluvia, cosa que solo conseguí durmiendo. Han pasado 3 días, casi 4, él se ha vuelto grande... yo...yo sólo he pensado.

Cuando sufrimos de silencio las palabras son forzadas, una voz conocida que dibuja en las paredes, un tímpano que percibe la muerte, una oscuridad que es sólo una desgracia. Cuando nos vencemos a nosotros mismos una vez, es más fácil ser vencido por otro.

Tal vez es sólo que la tarde me queda demasiado grande y las risas me sofocan el pecho o sólo es que la comida ya se acabó. 

Las burbujas hacen ruido, pero aún no es tiempo de apagarlas.

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