FELICIDAD ACCESIBLE

Me pregunto que se siente: tener siempre las palabras adecuadas, llevar acabo acciones desesperadas para entregar el corazón con arcadas; considerar la resta del pasado y el presente como una operación frecuente; ser dama, no solo persona, ser la razón que otro cuestiona; caminar con sonrisa de indigente, con la emoción de vida latente, y el perdurable olvido en la mente; estar en todo momento y lugar sin nada que llevar, ni viaje que realizar; que alguien de verdad te quiera, para algo que no se destruyera, algo que no se borrara ni se atenuara, donde el tiempo corriese en el sentido opuesto: el sentido de los recuerdos; alguien a quien llamar amigo, que esté conmigo en el castigo, alguien a quien sin conocer bendigo; que las lágrimas no fueran una huida a la prisión de los sentimientos tan abstenida; sentarse, mirar las nubes y su forma como si el tiempo solo estuviera en la memoria; borrar los "no tengo tiempo" de la agenda, ...¡que veng

... disfrutaba siguiendo el latido luminoso de las antenas telefónicas, prediciendo el ritmo de un lento tambor escondido bajo la forma de una gotera después de la lluvia, jugando con las sombras para ocultar mi presencia pueril, mareándome inmersa en las iteraciones de un columpio peligrosamente a la luz de sus últimos días, entrometiéndome a experimentar antes de preguntar, dando vida con crayolas y tizas sin importar los garabatos, contando una historia sin siquiera saber el significado de la palabra "letra", haciendo recuerdos en trozos de primeras veces y terceras oportunidades a medias que no me cansaba de relatar, pintando huellas traslúcidas con mis pies descalzos en una danza desconocida... ¡Sí!...¡disfrutaba!. Ahora te escucho y entiendo porque la gente se suicida, se droga, se encapricha, se frustra, se niega... ahora te escucho y entiendo porque ya no disfruto nada.

Su camisa tiene que ser en algún tono claro, por la forma en que la luz roja se refleja en ella, estaba hecha de una tela a cuadros (típica en los hombres hoy en día), cuadros oscuros. Ella, observando a detalle la tela, era un fenómeno natural andante, con la cara pesada debido al coraje, sentimientos, lágrimas y palabras que no encuentra manera de expresar porque para ella nada es permitido. No es la primera ni la segunda vez, es una de tantas veces que ella se siente incomprendida... Todo esto aconteciendo en unas cuantas horas de la madrugada. A plena luz del día, con el sol reflejado en las pupilas y con la normalidad de una rutina escondida se encuentra otra, la que no es de aquí, la de todas parte, la que encaja en todo pero no pertenece a nada, la que de vez en cuando ve con miedo pero con seguridad; sin embargo, se esconde en las costumbres de la sociedad, disfrazándose de humo, perdiendo todo encanto. Satín líquido esfumándose por algún rincón, un corazón sin latidos