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Mostrando entradas de junio, 2013

PELANDO PAPAS

Dependencia de lo imposible, eso tengo; eso tenemos todos. Resulta imposible escribir mientras se lee o imaginar mientras se vive. ¿Por qué no puedo utilizar bien un simple cuchillo? Un cuchillo siempre sirve para matar, en especial cuando es literario. En la cocina, mata sin efecto latente, mata vidas que nacieron para morir (como todos), pero que nadie extraña (como a mí) ... soy una verdura; en la calle, sorprende a  quien lleva felicidad implícita o una preocupación tácita en el rostro... es decir, debo estar inquieta porque el segundo síntoma me concierne.   Surge la idea de la muerte, tan presente como el ruido de la pared, tan real como la vida,  idea que mana después de meditar los sucesos recientes (no necesariamente malos, pero si molestos o tristes) y juntándolos con aquellos de la misma índole sin importar la relevancia... Y cuando deseamos morir es cuando más vivos estamos, porque hemos visto la vida de frente. Se necesita más valor para respirar que para deja

ERROR DE COMPILACIÓN

Los portazos son nuestro único medio de comunicación y mis manías, interminables bulevares en reparación. Ya no es notorio si está pagado el televisor o si la lámpara del cuarto ya encendió. ¡Qué equivocada soy! Digo soy porque, como en programación, estoy propensa a ser un error, al faltarme  algo, al agregar algo... al cambiar algo. Todo cambio está sujeto a condiciones, a arriesgarse que lo que funcionaba hace un minuto, por un punto, por una letra, por un igual: no funcione. La prohibición se hace posible y se arriesga la reputación por un simple momento que ojalá y valga la pena.  La vida se vuelve  un retortijón por no ser descubierto (aunque no sea nada malo realmente, pero el que sea prohibido lo vuelve malo en apariencia) similar al momento en que te percatás que olvidaste la calculadora y es día de parcial  de matemática o física... ¡así de lindo! Es decir, viene a vos  un sentimiento que te dice que no te queda de otra que pensar y como pocas veces, necesitás tener

SIN PAPEL HIGIÉNICO

El cristal reflejante de la gasolinera, no era más que una gota que se había escapado del descafeinado; se sentía frío, como ausente de luz porque se la robaba la calle, la que dirige a la rutina. ¿Por qué no es él? ¿por qué las cosas se ajustan de la manera incorrecta? ¿por qué no puedo estar ocupada, con alguien, con algo... siendo otra persona común que no atraiga ni a las moscas? Mientras papá intenta esbozar un discurso de la juventud y las cosas "normales del crecimiento" cuando ya hace mucho yo dejé de crecer y él lo sabe, porque él lo propició. Hecha puño en el albedrío de mis pensamientos y refrescando frases de apenas unas horas, contemplando posibilidades; porque para la gente como yo los hubiera son el pasado, el presente y el futuro, lo que nos impide soñar y, sin embargo, lo que mantiene la esencia de lo que somos, lo que pensamos y de lo que intentamos decir. En el salón aparece una línea, una línea tan fina y única como la del piso cuando se raya, que