Le rehuye, actúa como si los demás no existieran, como si el tema "verguenza pública" no aplicase para sí, como si fuera alguien exento de las humillaciones y las palabras de aquel ser que dice quererle con gritos -pero no de amor, no hicieran ningún efecto en la forma en la que decide comportarse.
Se ha cansado de las experiencias pero vive a base de ellas, gastando
inexplicables ocasiones en las sombras de la apariencia, donde los
minutos son los dueños de la memoria.
Solo se queda inerte, como si no pensara, como si nada pasara... como si el mundo hubiera dejado de actuar, sin embargo, su ser se encuentra absorto en su papel como nunca antes lo había estado... ahí en silencio, sin hacer nada aparente.
Calla no por falta de ideas que expresar, no porque se la hayan agotado las palabras; calla porque ha encontrado un compañero, un igual, un sentido, un confidente en el silencio.
Las palabras que pretenden herirle motivan recuerdos, un ciclo de palabras y recuerdos es al que se enfrenta a diario; es evidente: sufre de traumas, nos lo comunican sus manos, su andar, su hablar, su forma de mirar.
No somos causas perdidas, somos causas que nadie busca; causas de las que se cansan, causas que se relacionan con las reacciones equivocadas...
Luego de dos minutos se ha "incorporado", parece que nadie ha notado su aparente ausencia ni siquiera el ser que dice quererle; nadie le pregunta cómo se siente o si quisiera un poco de agua, un pañuelo... un abrazo, todo sigue exacto como hace dos minutos, excepto su silencio y sus pensamientos, que ahora agregan dos minutos más al historial.
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